martes, 8 de abril de 2014

Cascadas de Oneta y pico Panondres. Circular desde Oneta

Las cascadas de Oneta han sido declarados Monumento Natural por el Principado de Asturias (Decreto 45/2002). El Pico el Can o Panondres constituye una atalaya formidable con impresionantes vistas sobre el noroccidente de Asturias.
 
Datos de la ruta
Salida y llegada: Oneta (Concejo de Villayón)
Distancia: 19 km
Perfil de la ruta
Duración: 5:30 h (sin contar paradas)
Altura máxima:
843 m
Subidas acumuladas: 950 m
Altura Inicial:
320 m
Dificultad:
entre baja y media
Track de la ruta







Cómo llegar
A la entrada de Navia, llegando desde el centro de Asturias,  sale a la izquierda la carretera AS-25 que deja a la izquierda la papelera ENCE y se dirige a Villayón, al sur. Poco después de pasar Arbón, una desviación a la izquierda (la VY-4) nos deja, después de 4 km, en la pequeña localidad de Oneta (concejo de Villayón). También se puede acceder desde Luarca por la sinuosa AS-36 después de recorrer unos 30 km y atravesar el Alto el Sagredal. A pesar del alto número de turistas que acuden a visitar las famosas cascadas, no hay ningún aparcamiento habilitado. Dejamos el vehículo en la carretera entre las casas.
 
Hacia las cascadas


Sierra de Panondres

Descripción    
Oneta tiene algunas casas solariegas blasonadas, pero hoy es un pueblo rural que vive de la ganadería a la que sirven sus verdes prados entreverados de pequeños huertos sembrados de berzas y nabos. Antaño estas verduras complementaban la alimentación de la rica cabaña ganadera y hoy constituyen ingredientes fundamentales del pote de nabos, típico del concejo de Morcín y extendido por el centro de Asturias, al menos.

El acceso a las cascadas está perfectamente indicado. Siguiendo la señalización, nos dirigimos por una pista hacia el suroeste. En menos de un kilómetro de apacible paseo llano, entre los prados, oímos al principio el rumor y, finalmente, el estruendo del agua. Al llegar a lo alto de la primera cascada, La Firbia, vemos el estrechísimo cauce del río antes de que se precipite inexorablemente hacia su destino, 15 metros más abajo. Hay un peligroso mirador que no mejora mucho esta perspectiva superior. Continuamos por el sendero, que sigue la margen derecha del Río de Oneta, para acceder a su base donde tenemos la mejor vista de la impresionante cascada.

Prados a la salida de Oneta. Al fondo vemos el Pico Panondres con su gran antena.

La Firbia.

Después, retomamos el sendero, río abajo, por el canal que en su día llevaba el agua al Molín de Abaixo, pasando sobre unos bellos rápidos a los que descendemos destrepando unos tres metros por una pared de piedra. Más abajo encontramos el molino, de tipo rodezno -de rueda horizontal- que está perfectamente restaurado. El sendero continúa en vertiginoso descenso hacia la segunda cascada, la Ulloa o la Firbia de Abajo. Siendo más ancha que la de arriba, tiene menor altura, y las grandes piedras resbaladizas que la cierran nos impiden acercarnos a su misma base. El paraje es idílico, pero el río, aguas abajo, se adentra en una zona escabrosa y salvaje de difícil acceso. Dicen que por allí hay otra cascada pero de ella no tengo constancia documental. Algún grupo ha intentando encontrarla sin éxito. Regresamos a Oneta por el mismo camino.


Rápidos o pequeñas cascadas en el río Oneta entre las dos cascadas principales.

Interior del Molín de Abajo.

El paisaje en el curso del Río Oneta es espectacular.

Cascada Ulloa o Firbia de Abajo.

Ahora toca la segunda parte de la ruta, la más larga, la que nos permitirá subir al Pico del Can (Sierra de Panondres). Para ello, retrocedemos por la carretera hasta la primera curva. Aquí la abandonamos, siguiendo de frente por una pista que, enseguida, gira a la derecha cruzando el arroyo de Brañúas. Continúa después en suave ascenso, paralela al arroyo del Segredal hasta que bruscamente finaliza a la orilla del citado regato. Lo cruzamos, pero nos encontramos con que el antiguo camino está abandonado y la maleza casi lo tapa. Como no habrá mantenimiento, es probable que en poco tiempo quede completamente oculto. Remontamos la empinada ladera, campo a través, buscando los puntos menos cerrados entre la exuberante vegetación y en paralelo al Arroyo de Caváu. Con no poco esfuerzo, llegamos a los huertos cercanos a la carretera AS-36 que viene de Oneta, pasa por Brañúas y se dirige al Alto el Segredal. El trayecto por la carretera sería bastante más largo.
Al llegar a la Carretera AS-36 tenemos esta vista de la aldea de Oneta.
Desde la pista que nos llevará al cercano Pico del Can (Panondres) vemos la Sierra de Estoupo (Capiella Martín) hacia el este.



Al fondo, al sur, vemos las sierras de Buseco, Bullacente y Busmende, esta última con aerogenerdores.

Llegando a la cima del Pico el Can (Panondres).

Continuamos nuestro recorrido subiendo por la carretera un corto tramo. La dejamos, siguiendo una pista, a la izquierda, que se dirige hacia las antenas que se dibujan en lontananza en lo alto de la sierra. Dejamos a la derecha una pequeña torre con anemómetros que analizan la velocidad y  régimen de los vientos y dan servicio al campo de aerogeneradores que se está instalando en esta sierra. Por la ladera oeste acaban de hacer una carretera con este mismo fin. Superado este primer montículo, y después de un pequeño descenso, la siguiente subida nos lleva a las antenas y vértice geodésico de la cima del Pico del Can, punto cimero de nuestro recorrido.

Vértice geodésico en el punto más alto del Pico el Can.

Mientras comemos al abrigo de una caseta de servicio, disfrutamos de las vistas: sierras de Carondio y Ablaniego y pico Mulleiroso, al sur; la del Estoupo con el pico Capiella Martín, al este. Entre nuestra posición y la del Estoupo está el amplio valle del río Negro asiento de brañas y caserías vaqueiras, donde destaca la parroquia de La Montaña, cuya capital Belén posee una iglesia blanca y grande. Hacia el suroeste vemos Oneta.
Queremos recorrer el resto de la sierra y para ello nos dirigimos al norte, bajando por la ladera situada detrás de las antenas. Superamos la peña de Panondres por una breve muesca para continuar después por un sendero que mantiene la dirección, dejando a la derecha las verticales peñas labradas en cubos casi perfectos que nos ocultan la vista hacia el este. El descenso subsiguiente, por un bosquete de pinos, nos lleva a un collado que da acceso a la Peña los Campetinos. En esta zona, el monte bajo oculta el sendero. Lo reencontramos más adelante, al rodear la montaña por el este (la peña nos queda a la izquierda). Una vez superada, viramos al oeste para ascender al cercano collado en la cresta de la sierra. Descendemos al otro lado, manteniendo la dirección, para bajar a una pista cercana que cruza la carretera construida recientemente para dar acceso al campo de aerogeneradores.

Vista hacia atrás del Pico el Can desde la ladera suroeste por donde bajamos.

Desde esa misma posición hacia adelante encontramos la Peña Panondres que rodeamos por la izquierda.

Un poco más abajo dejamos a la derecha el gran crestón del Pico entre las Gárgolas (vista hacia atrás).

Encontramos unas rocas a la derecha pobladas por una amplia colonia de buitres. Quizás haya algún comedero cercano que desconozco. Abandonamos la pista que continúa hacia la Braña del Río, para seguir por otra hacia el sur que discurre por lo alto de una enorme cantera. Por este camino pasa la romería que se celebra cada 9 de septiembre en honor a Nuestra Señora de Oneta. Vienen los romeros desde Andés, pasan por Cabanella y la Braña del Río, para enlazar en este punto con el viejo camino que faldea por el oeste el pico Panondres, hasta desembocar en Brañúas y, al poco, en Oneta.

Buitres alzando el vuelo.

Cuando sobrepasamos la cantera, la pista nos sitúa en el citado antiguo y hermoso camino que, en suave ascenso, nos deja en un collado. Continúa después, empedrado, con trazas de camino carretero y resonancias antiguas. Una fuente labrada en la roca (fuente Acebal) se encuentra cerca de un segundo collado que da acceso a las casas de Brañúas. Seguimos por el camino asfaltado para abandonarlo en la siguiente curva a la izquierda, continuando de frente por el antiguo camino que enseguida se pierde
entre la maleza. Tenemos que continuar por el interior de los prados para retomarlo más adelante y llegar a una granja (El Biduredo o Zarcón). En este punto, podríamos continuar de frente por el sendero que cruza un cierre de alambre al lado de la granja y llega a la carretera más adelante. Pero, como ya hemos cruzado varios prados y saltado varias paredes, preferimos finalizar la ruta de la forma más rápida y sencilla. Para ello retrocedemos por la pista que da acceso a la granja hasta conectar con la carretera que viene de Brañúas.

Camino empedrado, cerca de la fuente Acebal.

Cabaña en Brañúas con el Pico el Can al fondo.

 Un kilómetro por ella nos deja finalmente en Oneta. Habría sido mucho mejor y más rápido haber seguido esta misma carretera desde Brañúas.

Lorenzo Sánchez Velázquez






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